Una Mirada sobre la Distribución del Cine

miércoles, 20 de junio de 2012 - 

Ayer y hoy(ts)

La llamativa marcha atrás del INCAA con su proyecto de reordenar la exhibición y distribución local, la isla BAFICI, la distribución de cine de autor en el interior del país, el infinito asunto de la falta de espacios y más cuestiones, abordados por nuestro incansable columnista.



Ilustración: Manuel García.
Nota publicada en la edición impresa del número de mayo de 2012. Por Manuel García.
 http://www.haciendocine.com.ar/content/ayer-y-hoyts
  1. Leo en un artículo del New York Times que cada año hay más estrenos de cine independiente en Estados Unidos. Buena noticia. Leo a continuación que estos estrenos se dan cada vez en menos salas. La noticia, en principio, puede sonar a mala, pero quizás un alcance menor sea la condición para que entren más películas. O puede ser síntoma, claro, de que el cine independiente le interesa cada vez a menos exhibidores.
  2. Ante la falta de salas comerciales, desde hace un tiempo los festivales se convirtieron en el circuito de distribución de una parte importante del cine de autor. Una forma de circulación, y también de ingresos, si el realizador o su representante son capaces de sacarle jugo a los screening fees que pagan muchos festivales. Pero me encuentro hace unos días con un mail de Nicolás Prividera, que hace referencia a una carta publicada en el blog del crítico Diego Lerer. Entro allí, y veo cómo Prividera se pregunta por qué Tierra de los Padres no es ninguna de las más de 400 películas del último BAFICI. Y pienso: también los 6000 festivales de cine de cada año deben ser pocos. ¿Hace falta un control de natalidad cinematográfico?
  3. En el ámbito local, y como comentamos extensamente en este espacio hace un par de meses, el INCAA propuso una regulación que dividía el universo en dos: salas chicas para películas chicas, salas grandes para películas ídem. Después de la publicación de esa nota, en una reunión en la ENERC, Fiscalización le anuncio este cambio, en un tono rotundo, a los exhibidores. No había marcha atrás. La cosa era así. Guste o no guste. Y aparentemente a los exhibidores no les gustó. Y de alguna manera (que, insólitamente, nunca fue hecha pública) la Regulación se anuncio como suspendida, y la sensación es que se trata de una suspensión a perpetuidad. El Instituto tampoco podrá defendernos.
  4. Mesa BAFICI: Participé durante el festival en una mesa sobre Distribución en el interior del país. Se habló poco del tema particular, porque enseguida el tema de la distribución en general (en Capital, el Interior, el Exterior, etc…), y sus fantasmas, se apoderaron de la reunión. Mi único aporte al tema original fue éste: la Federación de Cineclubes en Argentina tiene casi 30 salas en todo el país con ganas de programar cine de autor. Tratan de ser reconocidos y subsidiados por el INCAA desde hace ya mucho tiempo. De esa manera, podrían hacer funcionar una oficina que adquiera en conjunto derechos de películas y organice la distribución por todas sus salas sin necesidad de que cada distribuidor se ocupe de una logística y un trabajo administrativo para los que no suele tener tiempo. De esta manera se establecería un circuito por el interior para muchísimo material que no llega nunca, los distribuidores tendrían mayor interés en programar en salas que de a una le generan mucho más trabajo que ingresos, y se fomentaría la formación de público en una zona donde aquello de la de-formación del gusto es bastante más grave que en los grandes centros urbanos. Consultada sobre el costo operativo para esta gran oportunidad, Cristina Marchese, referente del cineclubismo argentino, arriesgó una cifra cercana a los $100.000 anuales. Un monto enorme para cualquiera de nosotros, si entre nosotros no se encuentra el Instituto de Cine.
  5. El BAFICI, claro, es una isla. Vamos a ver una película de la que no sabemos nada (ni siquiera podemos pronunciar su nombre), a una sala que no queda a tres cuadras de casa, un día de semana a las 11 de la noche, y nos parece lógico.
  6. Los distribuidores de ese cine que pasa el BAFICI también se preocupan por la falta de espacios. El lento proceso de digitalización de salas y la caída de algunas salas típicas del cine arte (cuando no su desaparición) se suman a la poca afinidad que los gerentes de programación de las salas que sí funcionan tienen con el cine no comercial (por llamarlo de alguna manera). Los distribuidores podrían juntar fuerzas para intentar cambiar las cosas, pero más probable que eso es que cada uno se encomiende a un santo o directamente cambie de oficio
  7. Mesa del BAFICI (2): Como era inevitable, durante la mesa se mencionó el tema de la cuota de pantalla, la necesidad de tener tiempo (ver Media de Continuidad) y favorecer al bendito boca en boca. Todas fórmulas que repetimos todos siempre. Una voz fresca desde la platea agregó, con acierto, el tema de la buena difusión, y empezamos a entrar ahí en responsabilidades que no son ya del INCAA o de las salas, sino de productores y distribuidores (en general mejor predispuestos a hablar de las responsabilidades ajenas). ¿Cómo podemos hacer funcionar todo eso, el cielo de la distribución, al mismo tiempo? The answer my friend is moving in the screen: películas que conecten con su público particular y se comuniquen bien, van a tener no solo espacios (que eso se consigue más fácil), sino también un público contento, recomendaciones y continuidad. Parece una obviedad porque es una obviedad, pero ¿cuántos realizadores tienen en cuenta esto cuando imaginan sus películas?
  8. Para un salvapantallas: Los productores y distribuidores se quejan de que no hay salas. Las salas se quejan de que no hay público. El público se queja de que no hay películas. Las películas no se quejan porque no pueden.